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El costo de la impopularidad

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Por: Milenio

Para el mundo la aprobación presidencial es un indicador inequívoco de liderazgo. Es una pregunta que inició Gallup hace más de 70 años (reportada en su portal desde 1945) en Estados Unidos y que hoy se ha convertido en una medición internacional.

En particular en Estados Unidos o Gran Bretaña no existe referente similar. Es por ello que esta medición es para los medios extranjeros un número a partir del cual juzgan una administración o sus resultados. Hay pocos indicadores, o tal vez ninguno, que nos permitan comparar al mundo en sus capacidades de liderazgo, o por lo menos cómo los percibe la población.

Tenemos indicadores de corrupción, de justicia, de confianza en instituciones, de gobernabilidad, de confianza en la democracia y un largo etcétera. Tenemos pocos indicadores para medir liderazgo y, por la naturaleza propia del fenómeno, índices que nos permitan comparar liderazgos en el mundo. La aprobación presidencial es uno de los pocos que lo hace.

En el exterior, en la prensa internacional, se está cuestionando al presidente Enrique Peña Nieto estrictamente por sus números. Parece más expuesto o preocupante ahora que tenemos una evidente amenaza externa. Ante la embestida del mandatario estadunidense Donald Trump, que ciertamente tiene bajos niveles de popularidad, en el momento que se le compara con los números de su contraparte, resulta que estos son aún más bajos.

Desde las primeras órdenes ejecutivas del presidente de Estados Unidos en el tema migratorio y del muro, la prensa extranjera, en particular los medios estadunidenses, empezaron a comparar los números de Donald Trump y de Enrique Peña Nieto.

El número que citaron más durante enero de este año fue el de la encuesta del periódico Reforma de 12 por ciento de aprobación y lo comparaban con el de 40 por ciento en promedio de Trump. Es cierto que Donald Trump podría estar bajando más, pero aún así hay casi 30 puntos de diferencia a favor del mandatario estadunidense.

El dato de Parametría no es tan bajo como el del periódico Reforma, pero para efectos prácticos está en el margen de error. La medición más reciente de Parametría del último fin de semana de enero registra 15 por ciento de aprobación contra 84 por ciento de desaprobación. Se había percibido un pequeño repunte a final del año, pero el primer mes de 2017 no fue favorable. Los eventos de coyuntura como el aumento del precio de la gasolina pueden ser parte de la explicación. Lo cierto es que es un dato consistente con la tendencia de por lo menos los últimos dos años. Un dato a la baja.

La relevancia de este número está sirviendo para explicar a los medios de comunicación extranjeros otros fenómenos o expresiones sociales como la marcha del pasado domingo. En la cobertura de medios de comunicación internacionales la marcha se observó ambivalente.

Durante la manifestación del pasado domingo, convocada en principio para protestar contra las medidas implementadas por el presidente de Estados Unidos se observó otro tipo de protesta. La protesta contra la administración federal o contra el presidente Enrique Peña Nieto. Así lo reportaron medios electrónicos como CNN, BBC o en prensa escrita en The Wall Street Journal.

Lamentablemente para la prensa no es un tema de preocupación poder cuantificar con precisión cuántos cartelones estaban contra Trump o cuántos contra Peña Nieto durante la marcha. Con un solo cartelón contra el Presidente de México en una marcha cuyo objetivo era la unidad nacional contra el presidente de Estados Unidos, nuestro liderazgo está cuestionado. Por lo menos es así para los medios de comunicación extranjeros.

Independientemente de nuestras convicciones nacionalistas y la energía puesta para expresarnos contra nuestros agravios afuera, algunos medios extranjeros nos ven o nos quieren ver divididos. La baja aprobación presidencial contribuye a este argumento.

Si para buena parte del mundo democrático la aprobación presidencial es una señal de liderazgo, para los medios de comunicación es aún más clara. El nuestro está cuestionado. Ello da sustento a imágenes visuales como las que vimos este domingo.

Consistente con la baja aprobación hay rubros donde el presidente Enrique Peña Nieto tiene calificaciones particularmente bajas. En estos temas solo uno de cada 10 mexicanos aprueba su desempeño. Combate a la corrupción (13 por ciento), apoyo al campo (13 por ciento), lucha contra el hambre (13 por ciento), combate a la delincuencia (9 por ciento) y al narcotráfico (7 por ciento).

De estos, el del combate a la corrupción ha sido uno de los temas más significativos en esta administración. Pues si bien no es un hecho reciente en el país, los datos indican que este problema ha cobrado relevancia para los mexicanos. Desde agosto del año pasado hay un repunte importante entre quienes califican de forma negativa el trabajo realizado en el combate a la corrupción. Actualmente, solo 13 por ciento considera bueno el desempeño del Presidente en el tema, mientras que 68 por ciento considera su labor como muy mala o mala.

Los números del Presidente de México han sido motivo de sorpresa y análisis durante algún tiempo por ser inusualmente bajos. Ahora son motivo de preocupación también por la forma en que nos observan desde afuera. Tal vez a la pregunta frecuente de para qué sirve la aprobación presidencial basta mostrar el cuestionamiento de liderazgo que se nos hace hoy día como país. Este caso parece un buen ejemplo de lo que podríamos llamar el costo de ser impopular.

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