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En psicología política existen dos conceptos básicos para entender este fenómeno: información política contra sofisticación política. Nuestra capacidad para informarnos es una, nuestra capacidad para entender es otra. Frecuentemente tenemos información vasta de innumerables temas públicos independientemente de si nos interesa o no entenderlos.

Es decir, cada vez tenemos más información sin importar si la podemos comprender. En un entorno donde la vida pública es más compleja, procesar la información es más difícil.

Agreguemos que estos fenómenos en nuestro país suceden en un contexto de baja escolaridad. Entender la vida pública compleja frecuentemente requiere de una escolaridad mínima y el promedio en nuestro país es de segundo de secundaria. Esas son las herramientas con las que cuenta el ciudadano promedio.

Junto con este hecho tenemos que considerar la diversidad de los canales de comunicación. La gente se informa más a través de las redes sociales. Las redes sociales no solo informan, si no que nos traducen la vida pública.

Esta aseveración es particularmente cierta cuando lo analizamos en términos generacionales. Los jóvenes, usuarios intensivos de tecnología, son los más propensos a utilizar medios alternativos de información, como son las redes sociales. Usan menos los medios de comunicación formales.

Tal vez una consecuencia de ello es que la confianza en los medios de comunicación convencionales va a la baja. Esta tendencia es cierta en todo el mundo democrático. Estados Unidos no es la excepción. La confianza en los medios de comunicación ha descendido.

Es interesante que está discusión se dé en un contexto en el que el presidente Donald Trump acuse a los medios de crear noticias falsas (fake news). Ciertamente el presidente de Estados Unidos parece aprovecharse de una coyuntura donde los medios están cuestionados. Eso no justifica sus contradicciones y la misma información falsa que él produce. De hecho, una crítica a la última elección presidencial en Estados Unidos es que un porcentaje importante de electores se enteraron de noticias falsas difundidas a través de las redes sociales.

La falta de confianza en los medios de comunicación parece acelerarse en la medida que hay otras fuentes de información. Las redes sociales sin duda están contribuyendo en buena medida a esta crisis. Esta historia es similar en todas las democracias.

A esta tendencia es necesario agregar, por lo menos para el caso de Estados Unidos, su actual presidencia que cuestiona a los medios de manera directa. La verificación de hechos, o lo que se conoce como fact checking, que es una regla de periodismo básica, parece no ser una práctica relevante.

Lo que hoy día es una tendencia en Estados Unidos va a pasar a ser una tendencia social mundial. Los medios de comunicación convencionales televisión, radio, periódicos y similares van a pasar a ser más cuestionados

México se encuentra en esa tendencia. Nuestros medios convencionales o tradicionales están siendo cuestionados. Cada vez hay menos confianza en ellos. En sí mismo está puesta en entre dicho la veracidad de su información.

Las fuentes de información alternas hacen que de manera inevitable el ciudadano cuestione las convencionales. En nuestro país si bien vamos en la misma ruta esperemos que la revisión de datos sea un mínimo que nos permita ejercer juicio sobre la buena y la mala información, tanto en medios de comunicación convencionales como en los alternativos.

Por lo pronto, lo que podemos decir es que hay una disputa por la credibilidad de la información que obtenemos. Lo que los datos revelan es que vamos a ser más críticos de nuestras fuentes y que los medios convencionales tendrán que ser tan competitivos como las redes sociales.