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Aprobación AMLO

La «aprobación» del presidente electo: otro dato histórico

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En términos estrictos, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, empieza a gobernar hasta el próximo 1 de diciembre; sin embargo, para efectos prácticos, su administración ya comenzó. Si esto lo damos como un hecho, entonces tenemos que empezar a medir los niveles de aprobación de su gestión “virtual”.

La aprobación presidencial o de primeros ministros en el mundo es un registro que nos permite comparar en el tiempo y en distintos países o entidades el liderazgo de los mandatarios. Con estos datos podemos saber cuándo un gobierno está en crisis o cuándo goza de un gran capital político. Por ejemplo, hoy en día sabemos —para nuestra preocupación— que la aprobación de Donald Trump no sólo no ha bajado desde que empezó su gestión, sino que incluso ha subido.

Sabemos que un presidente como Vladímir Putin cuenta con niveles de 80 por ciento de respaldo, que explica su liderazgo, o que el gobierno de Emmanuel Macron, en Francia, o de Angela Merkel, en Alemania, van a la baja, cuando ambos empezaron con expectativas muy altas. Sabemos también que el presidente Peña Nieto ha tenido la aprobación más baja de la que se tenga registro en nuestro país.

La “gestión” del presidente electo ha generado controversia por propuestas polémicas, como someter a una consulta la construcción del nuevo aeropuerto, el recorte a los salarios de los servidores públicos que ganen más de 100 mil pesos mensuales, la descentralización de las secretarías del gobierno federal y ofrecer indulto o negociación a los responsables de la violencia del país, entre otras.

Las opiniones de los analistas y columnistas en medios de comunicación difieren al respecto; sin embargo, ¿qué piensa la ciudadanía de esas iniciativas? ¿cómo las evalúan? Un indicador que resume en un sólo número este parecer es la aprobación de López Obrador, aunque, en principio, legalmente no está gobernando, por lo menos así lo entienden siete de cada diez mexicanos, que señalan que quien está al frente del país es Enrique Peña Nieto.

Desafortunadamente no tenemos comparación de esta pregunta con otras administraciones. No se había dado un escenario en el que el gobierno electo haya asumido un papel protagónico en la agenda nacional.

López Obrador consiguió 53 por ciento de la votación. Hoy día su nivel de aceptación está casi 20 puntos por arriba del porcentaje con el que ganó. El tabasqueño llega a 71 por ciento en la aprobación de su trabajo, y solo 12 por ciento lo critica. Otro 12 por ciento dijo no saber qué contestar y 5 por ciento prefirió no emitir opinión sobre el tema.

Para darle más sentido al dato debemos decir que, a su llegada, Vicente Fox contó con 55 por ciento de aprobación; Felipe Calderón registró 47 por ciento y Peña Nieto 55. Es decir, el presidente electo tiene 16 por ciento más aceptación que la registrada por los últimos tres presidentes.

Es lugar común señalar que el gobierno electo no solamente tuvo un porcentaje histórico de apoyo en las urnas, sino que, de acuerdo con la encuesta postelectoral —realizada cara a cara a escala nacional en viviendas—, es el que registra los porcentajes más altos de expectativas respecto al desempeño que tendrá.

Siete de cada diez dijeron que esperan que la administración de López Obrador sea mejor o igual de buena que la del presidente saliente. Por otro lado, 15 por ciento dijo que será igual de mala o peor que la del gobierno en turno.

Desde hace 12 años hemos medido la expectativa que tienen los mexicanos del gobierno entrante. 53 por ciento de los encuestados en septiembre de 2006 consideró que el gobierno de Felipe Calderón sería mejor o igual de bueno que el de Vicente Fox. El cambio de administración entre Calderón y Peña Nieto registró un porcentaje menor; no obstante, 41 por ciento refirió que el priista lo haría mejor o igual de bien que el panista. Ahora, 74 por ciento de los entrevistados considera que el gobierno de López Obrador será igual o mejor que el de Peña Nieto, algo nunca registrado.

También resulta importante decir que, por primera vez desde 2006, más personas señalan que la administración entrante conducirá el gobierno en beneficio de toda la gente, y no solo de unos cuantos. 69 por ciento de los mexicanos cree que López Obrador trabajará en beneficio de todos; de forma contraria, 27 por ciento dijo que lo hará para mejorar la vida de unos cuantos.

Al comparar otra vez esta pregunta con las dos administraciones pasadas, vemos diferencias importantes. En el caso del expresidente Calderón, 41 por ciento consideró que su gobierno trabajaría para el beneficio de todos, pero 52 por ciento lo veía como una administración que favorecería solo a algunos. Respecto de Peña Nieto, 48 por ciento mencionó que conduciría el gobierno para algunos cuantos, y 42 por ciento previó beneficios no focalizados. La expectativa de que Obrador trabaje en favor de toda la gente se encuentra en los más altos porcentajes registrados.

Si bien la esperanza en general es alta, también es selectiva. Los rubros donde se registran mayores porcentajes de gente que cree que habrá avances son en salud (79 por ciento), apoyo al campo (78 por ciento), combate a la pobreza (77 por ciento) y generación de empleos (76 por ciento). En tanto, en aquellos donde se espera menos mejoría es en combate al narcotráfico (62 por ciento) y en la relación con Estados Unidos (66 por ciento). Curiosamente el combate a la corrupción no encabeza los temas donde la ciudadanía espera que se mejore durante este gobierno.

La aprobación del presidente electo es otro dato para la historia. Tener casi 20 por ciento más de apoyo del porcentaje con el que ganó López Obrador significa que tiene la misma tendencia que presentó durante su elección, una preferencia creciente. Si esta tendencia se sostiene tal vez deberíamos de esperar pronto niveles de aprobación que no veíamos en la Presidencia desde la década de los 90, con Carlos Salinas de Gortari. A todas luces, una Presidencia sorpresiva, probablemente más para los columnistas que para el ciudadano promedio de nuestro país, a juzgar por lo datos.

 

Artículo publicado en Milenio el 24 de agosto de 2018

Disponible en: https://goo.gl/RxDjd4

 

Nota Metodológica:

Parametría. Encuesta en vivienda. Representatividad: Nacional. Número de entrevistas: 800 encuestas realizadas cara a cara del 28 de julio al 2 de agosto de 2018. Nivel de confianza estadística: 95 %. Margen de error: (+/-) 3.5 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio sistemático con probabilidad proporcional al tamaño. Unidad de muestreo: Las secciones electorales reportadas por el INE. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.

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