MENUMENU

¿Y ahora qué hacemos para predecir el futuro?

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Por: Excélsior

El jueves me dirigía a Radio Fórmula al noticiero de Pepe Cárdenas cuando ya estaban cerrando las casillas en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) en el referéndum para decidir si permanecían o salían de la Unión Europea (UE). Se dio a conocer, entonces, una encuesta de salida de YouGov: 52% de los británicos había votado a favor de quedarse en la UE frente a un 48% que se había inclinado por salirse (en el RU están prohibidas las encuestas afuera de las casillas; este era un sondeo telefónico a supuestos votantes preguntándoles cómo habían sufragado). Rápidamente consulté el sitio de apuestas políticas predictit.org para ver cómo se habían movido los momios: en ese momento, los apostadores le daban un 9% de probabilidad de ganar a la opción de salirse de la UE. Nada. ?Este arroz ya se coció?, pensé. Pues no. Hoy sabemos que las encuestas y apuestas se equivocaron no sólo antes de la jornada electoral sino cuando ya se estaban contando los votos: 52% de los británicos votaron por abandonar la UE.

Esto ocurrió pocos días después de las elecciones en México. Y aquí, como en el RU, también habían fallado las encuestas. Por lo menos, las últimas publicadas que, como son las más cercanas a la elección, deberían tener un mayor poder de predicción. Nadie previó que el PAN arrollaría al PRI ganando siete de las 12 gubernaturas en juego. Más aún, el día de la jornada electoral, 5 de junio, dos medios publicaron encuestas de salida que dieron, en el mejor de los casos, resultados confusos y, en el peor, equivocados.

El gremio de las encuestas quedó una vez más cuestionado en México. En FOROtv organicé una mesa con los principales encuestadores a quien, en lo personal, respeto mucho. Ulises Beltrán no tuvo reparos para admitir que no había sido un buen año para las encuestas preelectorales por la magnitud de los errores. Roy Campos y Jorge Buendía fueron autocríticos aunque más cautos. Francisco Abundis, en cambio, fue el que más defendió lo sucedido, sobre todo sus encuestas de salida en Milenio.

La crisis de las encuestas es un fenómeno mundial. Puede deberse, tal y como lo advierte la teoría, a errores ?muestrales? y ?no muestrales?. Los primeros tienen que ver con un mal diseño de la muestra, lo segundo con un sinnúmero de factores como el diseño del cuestionario, la calidad de los encuestadores, los filtros de votantes probables y, quizá, la creciente propensión de la gente a no revelar sus verdaderas preferencias. Hemos llegado a una situación donde, incluso, se equivocan las encuestas de salida que le preguntan a la gente que sí votó. Sucedió el año pasado en Israel, en la elección presidencial en Estados Unidos en 2004 y en la elección parlamentaria en el RU en 1994.

Los analistas hemos tenido la fortuna de contar con las apuestas como otra forma para tratar de predecir el futuro. La teoría demuestra que, entre más gente apueste, más información se agrega en un mercado y, por tanto, suele ser más certera la predicción. Pero, en el referéndum del RU, las apuestas también fallaron. Un día antes de la votación, los apostadores le estaban dando un 25% de probabilidad de salirse de la UE. Esto contrastaba con las encuestas que indicaban una elección más reñida. En lo personal, nunca había visto tal divergencia entre apuestas y encuestas. ¿Qué pasó?

Que muchos apostadores sabían que era una locura que el RU abandonara al UE: los argumentos en favor de permanecer eran abrumadores. Pocos pensaban que una mayoría de británicos haría una locura cometiendo una especie de harakiri. A la mayoría de los apostadores al parecer les ganó el pensamiento ilusorio de que los votantes, a final del día, escucharían el enorme cúmulo de razones para no abandonar la UE y votarían en consecuencia. De ahí que hayan llevado el momio de la opción de salirse a niveles muy bajos. Para ponerle un poco más de picor a este asunto, los mercados financieros estaban convencidos que el RU no se iría de la UE basados?en las apuestas. La libra esterlina y la bolsa de valores londinense mostraban gran solidez en vísperas del voto. Así les fue: terminaron derrumbándose.

En el caso del referéndum del RU todos se equivocaron: encuestas, apuestas y mercados. Todos pronosticaban la permanencia. Todos quedaron mal. Aunque en el caso de las apuestas siempre puede decirse que el 25% de probabilidad no es cero, que ?se hizo la chica?. Como el equipo de futbol Leicester City a quien los apostadores le daban menos de uno por ciento de ganar la Liga Premier de Inglaterra antes de comenzar el torneo. Hoy son los campeones. Para terminar, le doy un dato para que se vaya usted tranquilo después de leer esto: en las apuestas, Donald Trump tiene hoy un 33% de probabilidad de ser el próximo Presidente de Estados Unidos.

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