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Cómo comunicar la noche electoral

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Por: Milenio

La propuesta

El viernes 3 de junio se propuso en MILENIO Diario un modelo de comunicación de las encuestas de salida y los conteos rápidos para la noche electoral del 5 de junio. Se describió como un modelo de información continua. Se le llamó el «modelo CNN», para dar una referencia conocida.

Con este modelo se informa con mucha precaución las tendencias electorales. Siempre se les comunica como estimaciones estadísticas. Se le recuerda constantemente al televidente que debe tener precaución con los datos reportados de encuestas de salida, y a los conteos rápidos se les caracteriza por tener mayor precisión. En el artículo del 3 de junio incluso se transcribió de manera textual cómo lo frasea el presentador en CNN (Wolf Blitzer), para ilustrar su cautela.

El domingo 5 de junio así se hizo en MILENIO Televisión. De hecho, la forma de reportar fue aún más cauta. Siempre se planteó a las encuestas de salida como información de escenario o tendencia. Solo con conteos rápidos se dio un anuncio de ganador.

El debate

Existe un debate en los organismos más importantes de opinión pública a escala internacional, sobre cómo informar al público y cómo hacer más comprensible el trabajo de los especialistas de medición electoral. En conferencias de organizaciones como WAPOR (World Association for Public Opinion Research) y ESOMAR (European Society for Marketing Research) es un tema recurrente.

Hay por lo menos dos posiciones en el tema. Una es conservadora y restrictiva, y otra liberal. En el fondo es un debate sobre derecho a la información. Una asume que la información es solo de quien la encarga, la puede pagar o la pueda entender (tomadores de decisión), y la otra propone que el público en general tiene derecho a tener información. Esta última posición da por hecho que el público entiende y puede discriminar la información que recibe.

El modelo que planteamos el domingo 5 de junio está con la posición liberal de este debate. Ofrece al público información de manera continua que se actualiza de manera constante. Esta forma es la que impera en las sociedades democráticas. Es un modelo en el que se asume no es posible parar la información. Funciona y es incuestionable en particular en sociedades que se informan por internet. Se asume que el público puede distinguir sobre la calidad y el momento en que se le da la información.

Las críticas

La mayor parte de los críticos argumentan tomando como referencia una forma de comunicación del siglo pasado. Un modelo que funcionó por más de un cuarto de siglo. Duró hasta el 8 de noviembre del año 2000. La noche en que la misma cadena CNN dio como ganador a Al Gore en Florida, y 2 horas después se retractó. Desde entonces se evidenció la vulnerabilidad de las encuestas de salida, pero no por ello su utilidad analítica. Su uso pasó de la precisión a uno indicativo o de tendencia. A partir de ese evento lo medios de comunicación dejaron de dar ganador con encuestas de salida.

Los críticos dicen que si no se da un ganador cierto y contundente independientemente del medio, editorialmente no sirve de nada. Les parece que información electoral puesta como escenario y que se va actualizando puede ser dañina para el público. En el extremo un colega opina que México no está listo para esta forma de comunicar. Por un lado considera que el elector no entenderá. Por otro que la clase política no se comportará. Parametría plantea que la información siempre es útil mientras se le contextualice y se advierta sobre sus limitantes. Por principio creemos que nunca se debe de subestimar al ciudadano o al elector, y para este propósito a la audiencia.

La crítica de confundir a los actores políticos o sus campañas con esta información pública no parece sostenerse. La práctica de salir a darse como ganadores en los procesos electorales en nuestro país lamentablemente no depende de la información pública disponible o de la existencia de encuestas de salida. Cada candidato presume de tener «otra» información que lo da como ganador.

Argumentar que las encuestas de salida que se dieron a conocer el domingo 5 de junio generaron caos, porque las campañas se dieran como ganadoras, es ignorar lo que ha pasado cada noche al final de un proceso electoral en este país los últimos años. Es casi ya una tradición darse por ganador y no reconocer el triunfo del oponente en los procesos locales. Esto sucede con o sin encuestas de salida y conteos rápidos difundidos por medios de comunicación.

El dilema que enfrentamos no es menor. El debate de fondo es si solo los tomadores de decisión deben tener información o la puede tener el público en general. Es qué hacer entre las 6 de la tarde, que tenemos encuestas de salida, y las 11 de la noche, que tenemos conteos rápidos. ¿Dejamos de informar al público? ¿O se le informa con la mayor certeza posible sobre los escenarios probables la noche electoral?

El récord

Se puede debatir el modelo de comunicación, pero no el récord de la noche electoral. El récord apareció en la pantalla de MILENIO Televisión. Entre las seis de la tarde y las 12 de la noche se reportó un probable ganador correcto para las 12 elecciones con encuesta de salida, y con el conteo rápido se precisó la diferencia. Este hecho no es cuestionable y no está a debate.

Podemos debatir si la forma en que se reportó es la más adecuada periodísticamente o si las categorías son las adecuadas. Lo que no se puede debatir es el récord. En todas las elecciones en disputa se dio un ganador correcto al final de la noche y en algunos casos se fue muy preciso con los porcentajes de preferencia obtenidos.

Algunos medios han informado de manera parcial lo que se reportó. Toman el dato de una hora e ignoran la precisión que se hizo más tarde. Creo que la labor mínima de un medio es reportar de manera correcta, imparcial y exhaustiva. Comparan información de encuestas de salida de las seis de la tarde con conteos rápidos de las 11 de la noche. Este tipo de reportes no ayudan a dar claridad, más bien confunden, a veces de manera accidental y otras de manera deliberada. Una responsabilidad del periodismo es ser fiel a los hechos, no a los dichos u opiniones de otros, sin verificar el récord.

Las categorías

Otro de los cuestionamientos ha sido las categorías que se usaron. Sin duda es un tema debatible y corregible. CNN utiliza categorías únicas: Proyección y Alerta de elección o contienda clave (Key Race Alert). Son categorías que ha posicionado como parte de su marca.

Las categorías que se utilizaron (se redujeron o simplificaron por razones editoriales o de producción) fueron: 1. Escenario muy probable (reporte con números) 2. Escenario probable con tendencia (ventaja cerrada) 3. Escenario de conteo rápido (incierto). Sin duda, son categorías perfectibles que habrá que explicar más o reconsiderar. Pero nuevamente esto no cuestiona el récord.

Escenario muy probable (reporte con números): Se utilizó para elecciones muy abiertas, donde se consideró que se podían reportar con encuestas de salida; los intervalos de confianza no se cruzaban, coincidían con las mediciones preelectorales; las no respuestas eran bajas, entre otros elementos a observar. Estos fueron los casos de Hidalgo, Puebla y Sinaloa.

Escenario probable con tendencia (ventaja cerrada): Esta categoría se utilizó cuando los intervalos de confianza se tocaban, las no respuestas eran altas, había evidencia de voto oculto (los cuales se modelaron), pero no por ello dejaba de haber una tendencia de ganador. La figura de «elección cerrada» respondía más a la hora que se reportaba que propiamente a una proyección. Es comprensible que el término haya causado confusión cuando solo se debería haber reportado como dato de tendencia o de escenario probable. En este caso, dependiendo de la hora del reporte o la actualización de información, estuvieron Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

En la mitad de los casos fueron elecciones finalmente cerradas: Aguascalientes, Durango, Tlaxcala y Veracruz. En los casos de Chihuahua, Oaxaca, Quintana Roo y Zacatecas terminaron siendo elecciones abiertas con diferencias de entre 8 y 10 puntos. El cuestionamiento de haber utilizado el término «cerrado» es más que legítimo. Sin embargo, eso no cambia el hecho de haber dado a los ganadores correctos con la propia encuesta de salida o conteo rápido. Y haberse reportado las amplias diferencia de Chihuahua y Zacatecas durante el tiempo de la transmisión. Debió haberse reportado como «escenario probable» o dato de «tendencia».

Escenario de conteo rápido (incierto): Casos en los que teníamos razones fundadas para dudar de nuestra información de encuesta de salida y saber que teníamos que esperar hasta el conteo rápido. En estos casos estuvo Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas en su momento. Los dos últimos durante la noche pasaron a tener datos de tendencia y luego de conteo, donde se dio ganador correcto con porcentajes bastante precisos. Tamaulipas es un caso aparte por razones de inseguridad. En este caso hubo que esperar al conteo rápido para dar ganador correcto. Nuevamente el término no fue el mejor en términos comunicativos. Se debió simplemente haber dicho que ese número se daría con conteo rápido como finalmente se reportó.

Especialistas

Es un hábito, al final de cada periodo electoral, hacer una crítica de la información que se generó con encuestas independientemente de los resultados. Este fenómeno lo describió Larry Sábato para este y otros temas como: Feeding Frenzy. Sin duda el balance es necesario, el problema es que es una evaluación con muchas carencias: A) La revisión no es exhaustiva, se es selectivo en lo que se evalúa y a quien se evalúa. B) Mezcla diferentes mediciones que no son comparables, por ejemplo compara preelectorales con distintas fechas de levantamiento, o compara encuestas de salida con conteos rápidos. C) El criterio no es técnico, sino más bien de opinión; D) Cuando el criterio es técnico frecuentemente se utilizan métodos que fueron hechos para sistemas bipartidistas y no pluripartidistas. E) Se atribuyen causas o efectos políticos a las diferencias entre números reportados y el resultado final que son imposibles de probar en lo académico. F) Las evaluaciones incluso cuando intentan ser técnicas, están presentadas con numerosos adjetivos calificativos, con lo cual pierden objetividad.

Es necesario tener especialistas en los medios de comunicación de temas de medición de opinión pública y electoral en el país. Un motivo de preocupación es que en lugar de que los medios ayuden a traducir la información, terminan confundiendo al público. Preocupa escuchar de una periodista que después de dar respuesta a sus cuestionamientos, se descalifique a sí misma y diga: «Yo no soy especialista». Sin embargo, se toma la libertad de juzgar el trabajo realizado. No es muy útil para el debate tener argumentos emocionales o incluso viscerales, sobre todo cuando se debaten temas técnicos.

Es irónico que uno de los referentes entre quienes hacen «pronósticos electorales» en Estados Unidos y frecuentemente es referencia en el tema es un periodista, no un investigador electoral. Nate Silver evalúa la información de manera fáctica, no la juzga, no la opina, no la editorializa, la utiliza.

El cuestionamiento

Decir que las encuestas como método de medición está cuestionado en el mundo es ya un lugar común. Casos de problemas de medición en el mundo sobran. En la Gran Bretaña, Grecia, España; en la región, casos como el de Brasil y Colombia son emblemáticos. Sorprende que este fenómeno que se está observando a escala mundial no entre en las consideraciones de los críticos. En el mundo hay preocupación por las altas tasas de no respuesta, voto oculto, volatilidad, etcétera.

De allí que prometer que en la siguiente medición sí será acertada preocupa. Pedir «disculpas» por la mediciones preelectorales, en particular quien publicó datos para Chihuahua, Durango o Quintana Roo, creo que es correcto. Pero prometer que en la siguiente temporada electoral el método funcionará y no considerar que es falible, me parece que es irresponsable. El método siempre es falible. No por ello se dejará de intentar hacer la mejor medición y se trabajará en la mejora de la estimación. Pero el método es falible.

Algunos de los que más sobreestimaron al presidente Enrique Peña Nieto en 2012 dicen que lo vamos a resolver con «modelos estadísticos», cuando precisamente por utilizar esos modelos se sobrestimó al actual Presidente. Los algoritmos con los que intentamos corregir la no respuesta y el voto oculto también son falibles. Además de fenómenos como la volatilidad, fragmentación del electorado, voto dividido, voto independiente, hace cada vez más difícil las estimaciones de este votante sofisticado. Siempre cada elección es un nuevo reto de estimación. Hacer el mejor esfuerzo no va dejar de hacerla una estimación estadística vulnerable.

La excepcionalidad mexicana

El mundo debate la precisión del método, la forma de comunicar la noche electoral, el nivel de acceso a la información electoral para consumo del público, entre otros temas. ¿Por qué en México se cree que estamos ajenos a estas discusiones? ¿Estamos por arriba de los de debates de WAPOR o ESOMAR? ¿Por qué en México hay expectativas de las encuestas que el mundo se cuestiona? ¿De verdad somos tan distintos?¿O será que estamos en una discusión poco informada de lo que pasa en el mundo?¿Una discusión doméstica?

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