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Pensando el domingo

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Por: La Razón

Todos nos hacemos preguntas sobre las elecciones del domingo. El ambiente en algunos municipios está caldeado y no se ve que vaya a cambiar. En algunos estados el desenlace es impredecible y, como le hemos planteado en estos días, los gobernadores podrían jugar un papel fundamental por lo que hagan y no hagan.

Muchas de las preguntas se van a responder hasta el domingo, entre ellas el eventual triunfo de un candidato independiente en Nuevo León: Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco. Esta posibilidad va a cuestionar algunas de las formas políticas institucionales y habrá que buscar, a partir de esta eventualidad, qué hacer. No sería a estas alturas una sorpresa que para el 2018 el fenómeno se repita a mayor escala y que para la presidencia aparezcan independientes.

Uno de los temas que están entre nosotros es el del voto nulo. Hace seis años también fue un asunto que se discutió con una polémica similar a la de hoy. En aquel momento los partidos trataron de soslayarlo e incluso menospreciarlo, pero después de las elecciones no les quedó de otra que atenderlo y hacer acuse de recibo.

A seis años de aquella discusión Parametría hizo una encuesta sobre el tema. Por los números que arroja la investigación no pareciera tener la misma fuerza que en el 2009. La mayor discusión está en las redes sociales y entre la llamada opinocracia y los columnistas.

No por ello la discusión empieza y se desarrolla sólo entre intelectuales periodistas. No votar o anular el sufragio es un asunto de la mayor importancia porque en la mayoría de los casos es evidencia de inconformidad hacia los partidos. El voto nulo se ve como una de las opciones para manifestar la inconformidad con el actual estado de las cosas, en más de algún sentido.

No votar es, entre todas las alternativas, la que menos ayuda al país. No ir a las urnas es un revés para la democracia por más imperfecta que sea. Es también un revés para la participación ciudadana como mecanismo para definir quienes deben gobernar la sociedad. Por más que exista una justificada y razonada inconformidad tenemos la libertad de elegir a quienes nos gobiernan. Si nos gustan o no es algo que debemos decidir con nuestro voto, sin dejar de reconocer que candidatas y candidatos han desarrollado, en un buen número de casos, una trayectoria que los ha llevado a esta instancia.

La anulación del voto es una opción ciudadana que tiene el valor de que, con la participación en la urna, se reconoce a la democracia como mecanismo para manifestarse, de una manera u otra. Sin embargo, la anulación del voto no da necesariamente pistas sobre la inconformidad ciudadana; le seguiremos.

– RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

* En julio le mandé al Presidente una carta en que le informaba que en Chilapa circulaban vehículos con hombres fuertemente armados; la ayuda llegó de inmediato, pero se fue cuando lo de Iguala: F. Javier García, presidente municipal de Chilapa.

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