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Padrón Electoral

Un estado con el tamaño de un país: tres escenarios electorales

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De las tres elecciones para gobernador que se van a realizar este año en nuestro país, la del Estado de México es por mucho la que va a recibir mayor atención. Es cierto que las elecciones en Nayarit y Coahuila son relevantes, pero por sus implicaciones no son comparables a las del Estado de México.

En términos de peso electoral, el Estado de México cuenta con el mayor padrón de votantes (11 millones). Para efectos prácticos tiene las dimensiones de un país. Con sus 16 millones 100 mil habitantes, poblacionalmente es del tamaño de Guatemala que tiene sólo 200 mil habitantes más. Es más grande que Cuba que cuenta con poco más de 11 millones de habitantes o solo 1 millón por debajo que Chile. Es decir, es la elección del tamaño de un país, aunque sea para nosotros solo un estado.

En este estado siempre ha gobernado el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Parece una obviedad decirlo, pero lo cierto es que pasa a ser relevante en el contexto de estas elecciones. La baja popularidad de este partido a escala nacional podría afectar lo local. Este indicador sumado al contexto de malestar social puede jugar un papel fundamental en esta elección.

Las elecciones en este estado tienen algunas particularidades que no se presentan en otros lugares. Es un estado que no suele tener elecciones cerradas. La más competida de sus contiendas fue en 1999 en que el exgobernador, Arturo Montiel, ganó por siete puntos porcentuales. Este nivel de baja competencia ya no se presenta de manera frecuente hoy en México. Es un estado donde independientemente de cómo o dónde empiece la elección en términos de preferencia electoral, el PRI crece. Sucedió en la elección del exgobernador y actual Presidente del país, Enrique Peña Nieto. Sucedió nuevamente en la elección del actual gobernador Eruviel Ávila.

Si bien estas son características que nos sirven para contemplar escenarios de lo que puede suceder el próximo 4 de junio, también es útil revisar cómo se han comportado las elecciones locales en el país recientemente. Nuestro electorado está cambiando y presenta algunos patrones que analíticamente pueden ser útiles para explicar el Estado de México.

Existen tres escenarios más probables en esta elección. Para compararlos y entender su dinámica lo podemos referir como escenario Oaxaca 2016, escenario Veracruz 2016 o escenario Presidencial 2012.  Más que darnos un ganador claro, el tipo de elección acaba favoreciendo a uno o a otro partido o candidato.

El escenario Oaxaca es uno en el que se pulveriza la preferencia electoral y termina ganando la primera minoría. En esta elección cuatro fuerza electorales disputaban el estado: Alejandro Murat, PRI-PVEM-Panal (32%), José Antonio Estefan PRD-PAN (25%), Salomón Jara Cruz (23%) y Benjamín Robles (11%). En este proceso no se observó voto estratégico. Las preferencias electorales se pulverizaron y el ganador obtuvo una tercera parte del voto. Este resultado termino favoreciendo al PRI.

Para que este escenario sucediera en el Estado de México, el PRD tendría que crecer de tal manera que debilite a los dos opositores principales del PRI, a PAN y Morena, —sobre todo a este último por su perfil de votante.

Una segunda posibilidad es el escenario Veracruz. En este caso observamos una elección a tercios en la que la fuerza opositora al PRI terminó ganando: Miguel Ángel Yunes PAN-PRD (34%). Cerca de él Héctor Yunes Landa del PRI-PVEM-Panal-Alternativa Veracruzana y Partido Cardenista (30%) obtuvo el segundo lugar y Cuitláhuac García de Morena (26%) el tercero. Al igual que en el Estado de México, el PRI siempre había gobernado esa entidad.

Este escenario según las mediciones publicadas hasta ahora es el más probable de los resultados. Una elección a tres donde nuevamente el ganador apenas alcanza una tercera parte de la preferencia electoral. La única diferencia con el resultado de Veracruz es que hasta hoy, Alfredo del Mazo goza todavía de una pequeña ventaja, sobre sus opositores, según las mediciones publicadas.

Finalmente, es una posibilidad el escenario de voto estratégico coordinado. Lo hemos observado en las elecciones presidenciales en nuestro país. Lo vimos en 2000, 2006 y 2012. Si bien hay ejemplos de elecciones locales en 2015 y 2016 que podrían representar esta dinámica, la referencia es la presidencial 2012 no solo porque pueda haber procesos similares, sino porque hay actores comunes.

En la última elección presidencial Enrique Peña Nieto PRI-PVEM fue electo con 38 por ciento, seguido de Andrés Manuel López Obrador del PRD-PT-MC con 32 por ciento y en un tercer lugar Josefina Vázquez Mota del PAN con 25 por ciento. La razón por la que considero que este es un escenario posible es porque estos tres actores participarán de alguna manera también en esta elección.

Para este escenario es más importante el proceso que el resultado. Durante la elección o las campañas electorales (que inician en abril) hubo cambios en las preferencias electorales. Tal vez el más notable fue la caída de la candidata de Acción Nacional, Vázquez Mota, y el crecimiento del candidato de Morena, López Obrador. El cruce de preferencias según la mayor parte de las series se da a mediados de mayo entre el segundo y el tercer lugar.

La diferencia fundamental de este escenario a lo que puede pasar en el Estado de México, es que nuevamente a juzgar por la mediciones publicadas, esta no es una elección donde el PRI lleve una diferencia cómoda. Todas las mediciones describen una elección empatada. Si termina siendo una dinámica de voto coordinado donde uno de los opositores al partido en el gobierno concentra las preferencias, no es una buena noticia para el PRI. A juzgar por lo publicado y la experiencia de 2012 este escenario favorece a Morena.

Las campañas no han empezado formalmente, abril y mayo serán determinantes para el resultado. Cada uno de los escenarios considerados favorece a uno o a otro partido o candidato. En esta lógica el tipo de elección nos podrá decir más sobre el probable ganador, independientemente de lo que indiquen mediciones puntuales. Nuevamente un ejemplo de para qué sirven las mediciones electorales más allá de las predicciones.

 

Artículo publicado en Milenio el 21 de marzo de 2017

Disponible en: https://goo.gl/hdkR7G

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