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INE

Aprueban trabajo de árbitro electoral

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En los procesos electorales el papel de las instituciones encargadas de organizar las votaciones es fundamental para dar legitimidad a los resultados, así como para fortalecer la democracia. En México desde 1990 -con el nacimiento del entonces Instituto Federal Electoral (IFE)- optamos por un órgano permanente, autónomo y colegiado que se encargara de estas tareas. La última reforma electoral de 2014 representó cambios en las responsabilidades de dicha institución en cuanto a su relación con los órganos locales y en el nombre al convertirse en el Instituto Nacional Electoral (INE). La de 2018, fue la primera elección presidencial que se llevó a cabo con este nuevo esquema.

En este contexto, Parametría preguntó en la encuesta nacional realizada en vivienda, cara a cara, en julio de este año la percepción de la ciudadanía sobre el trabajo realizado por el INE durante la elección; la confianza en los resultados dados a conocer por la autoridad electoral, así como su aprobación como institución. Gracias a que hemos realizado estas preguntas en 2006 y 2012 es posible hacer comparaciones en el tiempo, lo que resulta enriquecedor para el análisis.

Es importante mencionar que, de acuerdo con la encuesta, siete de cada diez mexicanos (73%) califica de manera positiva el trabajo realizado por el INE en la pasada elección presidencial. Es decir, un importante porcentaje apoya el actuar de esta institución. El dato cobra relevancia si se considera que muchas de las instituciones en el país están siendo cuestionadas por la ciudadanía y que hay un desencanto con los partidos políticos.

Gracias a la serie histórica es posible analizar que hay un incremento en el porcentaje de mexicanos que califica como “muy bueno” o “bueno” la labor de la autoridad electoral en las elecciones presidenciales. Al hacer una comparación del trabajo realizado por el INE en 2018, con el que hizo el IFE en 2006 y 2012 podemos ver que en el proceso electoral más reciente hay un porcentaje histórico de mexicanos que consideran que la autoridad electoral tuvo un buen desempeño en la realización de los comicios presidenciales.

En 2006, el 53% de encuestados dijo que el INE había realizado un buen trabajo en la elección del ejecutivo federal, recordemos que en dicho proceso la diferencia entre el primer y el segundo lugar fue menor a un punto porcentual y el entonces Consejero Presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde dijo que no podía dar resultados sobre quién había sido el ganador de la contienda.

Para la elección de 2012 creció a 68% las personas que calificaron de manera positiva el desempeño del Instituto Federal Electoral, en estas elecciones la diferencia entre el primer y el segundo lugar fue de más de cinco puntos porcentuales.

En 2018, registramos un porcentaje histórico de personas que calificaron como “muy bueno” o “bueno” el trabajo del INE al llegar a 73% quienes así lo manifestaron. Esto significa cinco puntos más respecto de 2012 y 20 puntos arriba en comparación con 2006. En esta elección la diferencia entre el primer y el segundo lugar fue de más de 30 puntos y poco después del cierre de casillas, los dos principales contendientes aceptaron la derrota.

La legitimidad de una elección depende en gran medida de la confianza de la ciudadanía en los resultados que se dan a conocer. Otro dato importante es que 67% de mexicanos dijo confiar en los resultados de la elección presidencial el 1ro de julio de 2018 que dio a conocer el Instituto Nacional Electoral, en tanto, 31% mencionó tener poca confianza o nada de confianza en los mismos.

Si recordamos un poco la historia de nuestro país podemos ver cómo la simulación en los procesos electorales que impedían la participación de candidatos competitivos y donde había una auto calificación, se hizo insostenible por los reclamos sociales de elecciones auténticas que fueran realizadas y calificadas por un órgano autónomo. En este sentido, que la ciudadanía tenga confianza en estos resultados dados a conocer al finalizar las votaciones se puede leer como un signo de buena salud de nuestro sistema democrático.

También vemos cómo la confianza en los resultados dados a conocer por el órgano electoral nacional ha ido ganado terrero. En 2006 el 55% dijo confiar en la información dada a conocer por el entonces IFE sobre la elección. Para 2012 ese porcentaje creció a 60% y en 2018 llegamos a 67% lo que representa el porcentaje más alto de confianza en los resultados de una elección en más de una década.

Finalmente, podemos ver que desde enero de 2018 el INE ha mejorado en la evaluación que hace la ciudadanía de su labor. De 2007 cuando iniciamos la serie hasta mediados del año 2015, el IFE contó con mayores porcentajes de aprobación que de desaprobación, sin embargo, en julio de 2015 se registró el primer dato donde la desaprobación superó a la aprobación (40% vs 51%).

En 2016 se presentaron cuatro mediciones donde había más gente que desaprobaba el trabajo que realizaba que aquellos que lo aprobaban (enero, julio, agosto y septiembre). No obstante, a partir de enero de 2018 el Instituto Nacional Electoral empezó a incrementar su porcentaje de evaluación positiva, de enero a julio de este año pasó de 55% a 62%, es decir, subió 7 puntos porcentuales en siete meses.

Otro dato importante es que siete de cada diez mexicanos (68%) consideran que la elección para presidente de la república realizada en 2018 fue limpia y seis de cada diez (64%), también dijo que había sido equitativa. Estas dos características son positivas para un proceso electoral pues genera confianza en la ciudadanía de que hubo las mismas condiciones para todos los competidores, así como transparencia y legalidad del proceso en sí.

Finalmente podemos decir uno de los pilares para el funcionamiento de la democracia en nuestro país tiene que ver con el desempeño de la autoridad electoral. Tener elecciones periódicas, competitivas e imparciales da certeza a la ciudadanía de que su voto es quien finalmente decide quienes serán los representantes, lo que permite la consolidación del sistema político electoral.

En este sentido, de acuerdo con los datos de la encuesta realizada, el INE es una institución bien evaluada por la ciudadanía que registra en estas elecciones los porcentajes más altos de buena calificación de su trabajo, así como confianza en los datos que dio a conocer.

 

Nota Metodológica:

Parametría. Encuesta en vivienda. Representatividad: Nacional. Número de entrevistas: 800 encuestas realizadas cara a cara del 28 de julio al 2 de agosto de 2018. Nivel de confianza estadística: 95 %. Margen de error: (+/-) 3.5 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio sistemático con probabilidad proporcional al tamaño. Unidad de muestreo: Las secciones electorales reportadas por el INE. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.

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